lunes, 21 de abril de 2014

El Boleto de micro

Antes de que existieran las tarjetas para el transporte público existíamos nosotros, los boletos de micro.
Aún recuerdo con emoción la vez en que me colocaron en el porta boletos, era un día soleado y junto a mi habían cientos como yo que esperaban ser cortados. Ese día el chófer estaba apurado por terminar su circuito, pero eso a mi no me importaba mucho, ya que lo que yo quería era poder conocer la cuidad.
Cuando comenzó el recorrido empece a sentir miedo, me di cuenta que el conductor estaba apurado y no cortaba bien al resto de mis compañeros, por lo que muchos quedaron mutilados hasta la mitad sin piedad alguna, el hecho de que fuéramos los primeros boletos reciclados parecía no importarle. Yo lo único que pedía era no ser desgarrado, sería muy triste terminar así.
Como comentaba hace un momento, soy el primer boleto reciclado. Mi madre había sido una caja de detergente con aroma a lavanda, mi padre en cambio un diario de circulación gratuita que luego de haber sido leído fue utilizado para envolver loza, que finalmente termino en el carro de una persona que vendía al kilo papeles y cartones. Fue en ese lugar donde mis padres se conocieron, el aroma que expelía mamá fue un imán para que mi papa nunca más quisiera separarse de ella, en cambio el olor que a esas alturas tenia él era terrible, la humedad no es fácil de aguantar. Sagazmente comenzó a rondarla, hasta que finalmente logró acercarse, pero ya era tarde, pues estaban en la planta de reciclaje y el temor se apoderó de ambos.
Al estar en ese lugar él trato de contenerla, a pesar de que el pánico se apoderaba de su cuerpo, pero fue esa actitud la que hizo que mamá nunca más quisiera separarse de él, y nunca más lo hicieron ya que al momento de ingresar en la gran máquina y ser reprocesados quedaron convertidos en uno sólo y me dieron vida a mi.
Llegó el momento en que sería cortado, el miedo me invadía, vi como a muchos los guardaban arrugados o tiraban al piso, no quería terminar así, cuando de pronto subió mi dueño, se veía un hombre serio de edad avanzada, y al momento de pagar le dijo al chofer: "favor corte bien el boleto, ya que los colecciono y no tengo este". Mis suplicas fueron escuchadas, él era un coleccionista que me tomo entre sus dedos y me guardó delicadamente hasta el día de hoy, en que escucho como comenta que somos parte de la historia.

viernes, 25 de enero de 2013

Recuperando la locura

Si, es cierto, cuando tratas de hacer las cosas bien siempre pasa algo que hace que no sea del todo perfecto. Eso le ocurrió a alguien que conozco (no muy bien) que pensaba que si daba todo de si su relación de pareja funcionaria, por lo que se dedico a ella y dejo pasar cosas que no deberían haber pasado. Resultado de ello fue que termino siendo menos importante que un lápiz pasta sin pasta.¿Cuál fue su problema? perdió su locura, esa que la hacia feliz y trato de ser "normal" trató de agradar en demasía a quien quería y a quienes lo rodeaban, para finalmente convertirse en alguien que no se gustaba.

Claro esta historia es archiconocida, siempre la vemos en la televisión, la escuchamos en canciones, se lee en poemas e incluso libros de escritoras feministas, pero lo peor de todo es que sigue ocurriendo y a pesar de que se llega al estado de conciencia de que estas haciéndolo mal en tu vida, de que te sientes vacía,  de que tu autoestima esta tan baja que ya ni siquiera tienes fuerzas, paf!!! te das cuenta de lo peor, de que has mutado de manera tal que tus amigos se alejaron, que tu familia te desconoce y que tienes que pagar por un profesional que te dirá esas cosas que en el fondo de tu ser siempre supiste, pero están tan al fondo de tu ser que las olvidaste.

¿Cómo reconstruirse? pues no lo sé y no tengo consejos para ellos, tal vez lo más fácil sea seguir adelante y formar un nuevo circulo social, así no defraudas a nadie, tratar de recuperar los amigos que te quedan (y con ello hacerte el ánimo de que te puedan reprochar lo mal que hiciste las cosas) y por supuesto alejarte de esa persona por la que te transformarte, aunque ten claro que él nunca fue el culpable de lo que te esta ocurriendo.

miércoles, 27 de julio de 2011

Un dulce sonido


Era tan pequeño, parecía un muñequito entre mis dedos.

Su respiración dificultosa me atormentaba cada vez más al punto de la desesperación, y no había nadie en un lugar atestado de gente que tal vez sufría más que nosotros.

Me miraba con sus ojitos como pidiéndome que por favor terminará su agonía, pero yo no podía hacer nada, sólo abrazarlo con la esperanza de que él se aferrara a la vida.


Sus manos delicadas y débiles, trataban de tocar mis dedos, pero cuando parecia que todo iba arreglarse, cuando al fin entraríamos a pabellón, fue que soltó la risa más linda que jamás oí y me abandonó.

jueves, 19 de agosto de 2010

martes, 8 de junio de 2010